Historia de la Iglesia

Historia de los 50 años

del "Templo Cristiano"

Vamos a contar a grandes rasgos la historia de la Iglesia “Templo Cristiano” que está cumpliendo en el 2021 su 50 Aniversario desde su fundación del en  1971. Como pastores fundadores, yo Francisco y mi esposa pensamos: “creo que tenemos una buena historia que contar”

El Templo Cristiano en su origen no se llamaba así, sino “Templo Betel” el significado de Betel es “Casa de Dios” pero debido a que la palabra bíblica  Betel, no era conocida por la gente común de la ciudad; tuve la originalidad de cambiar el nombre por “Templo Cristiano” más acorde con la mentalidad y reconocimiento de la gente.

Índice de contenidos

¿Cómo y cuándo comenzó todo?

¿Cómo y cuándo comenzó todo?

Estaba por terminar el servicio militar (15 meses en el servicio de  Marina) Mes de Julio de 1971. Acababa de solicitar mis credenciales de Obrero con las Asambleas de Dios de España. Al tener que acudir al servicio militar tuve que abandonar mi puesto de servicio al Señor en las oficinas de ICI “Instituto Internacional por Correspondencia” (Cursos bíblicos por correspondencia), como director. Y desde entonces, mi petición al Señor era: “¿Dónde quieres Señor que te sirvamos?”. No había pasado mucho tiempo con ésta petición, cuando el Señor me dio la respuesta: “Valencia”

Había  oído que en Valencia,  se había establecido recientemente un matrimonio de misioneros norteamericanos, que estaban comenzando a abrir Iglesia, pero en realidad lo que  querían era marcharse para abrir obra en las Islas Canarias y estaban solicitando que un Obrero español viniera a Valencia para hacerse cargo de algunas almas que habían conseguido contactar.

También había oído, que ya había llegado a Valencia desde la ciudad de Ronda, Málaga, un obrero para hacerse cargo.

Así que seguí orando y preguntándole al Señor. “Señor, ¿Dónde quieres que te sirvamos?” y la respuesta era de nuevo “Valencia”. No podía quitar Valencia de mi mente y de mi corazón, cada vez esa palabra sonaba más fuerte; pero menos entendía. “Ya había alguien en Valencia para tomar la labor” ¿por qué Señor, sigues diciéndome Valencia? No entiendo nada, le dije al Señor.

Tal fue la certeza de que Valencia era nuestro lugar de ministerio, que le puse una prueba al Señor (cómo en su momento había hecho Gedeón; Jueces capítulo 6 versículos 36-40.) La siguiente semana me desplazaría a la Convención Nacional de las Asambleas de Dios de España a celebrar en la Iglesia de la ciudad de Bilbao, para recibir mi credencial de Obrero) Le dije: “Señor, si es tu voluntad de que mi esposa y yo vayamos a servirte en Valencia, entonces que el misionero, venga a hablar conmigo y me diga: Francisco he sentido del  Señor que vengas a tomar mi lugar en Valencia; entonces entenderé que esto viene de ti”

Pasó el  primer día convencional y el misionero no habló conmigo, pasó también el segundo día y nada; pero el tercer día el misionero se dirigió a mí y me dijo: “Francisco, siento de parte de Dios que vengas a tomar nuestro lugar en Valencia”  ¡Guau¡ Esa era la respuesta que esperaba y había pedido al Señor; pero… entonces le pregunté al misionero. ¿Y el obrero de Ronda que fue a Valencia? Y el misionero me respondió “no… ya se fue, no era la voluntad de Dios que él se quedara en Valencia”

¡Gloria a Dios¡ Teníamos la plena convicción mi esposa y yo que Valencia era nuestro lugar para servirle.

Finales del mes de  septiembre de 1971. Terminé mi servicio militar, me dirigí a Asturias, donde estaba mi esposa y nuestra hija viviendo con sus padres y comenzamos a organizar nuestro viaje a Valencia.

Finales del mes de Octubre de 1971. Una tarde de gota fría, nos recibió Valencia, había inundaciones por todas partes; así de esa forma nos recibía esta ciudad. Esa primera noche los misioneros nos acomodaron en una pensión en el centro de la ciudad, y al día siguiente nos llevaron al apartamento encima del templo, donde residiríamos por varios años.

El apartamento en cuestión y la planta baja en el barrio de Benimaclet sería la primera toma de contacto con la ciudad. Este no tenía más muebles que una cama con un colchón algo asqueroso de segunda mano. Tuvimos que subir dos bancos de la iglesia para poder sentarnos, no había electrodomésticos (solo una cocina) La primera noche en ese lugar, fue una noche inolvidable.

Los misioneros norteamericanos estaban preparando su viaje para irse a las Islas Canarias y mientras tanto, nos prometieron que nos ayudarían.

Valencia, años 1970

Valencia, años 1970

La congregación que el misionero había reunido eran tan solo unas pocas personas que estaban llegando al culto del domingo; ninguno de ellos aún estaba convertido; al misionero se le ocurrió la idea de hacer una campaña con carpa (él había sido misionero por muchos años en el Uruguay, y allí las campañas con carpa triunfaban con muchos convertidos) Alquiló una carpa, buscó un emplazamiento en la calle Primado Roig, y solicitó permiso al Ayuntamiento para la celebración de la campaña. Había invitado a los famosos y muy conocidos en Iberoamérica: los evangelistas, hermanos Giménez. El día anterior al comienzo de la campaña, el Ayuntamiento aún no había dado el permiso para la campaña, afortunadamente el mismo día del comienzo en la mañana llegó el permiso, no sin antes, recibir la oposición policial y que la carpa fuera desmontada de inmediato por falta del permiso para la celebración.
Debo decir que la campaña fue un total fracaso, apenas llegó gente cada noche, a pesar de las promesas de sanidad que los hermanos Giménez prometían noche tras noche.
Finalizó la campaña y el misionero consiguió y compró un local para cultos en la calle Peset Aleixandre. (Dicho local, fue el único beneficio que la Iglesia en Valencia tuvo del paso del misionero norteamericano)
Al mismo tiempo que todo esto sucedía en Valencia; como los misioneros tuvieron un contacto en el pueblo de Silla, todos los jueves nos trasladamos a Silla para tener un culto de hogar; cuando ellos se fueron, ya teníamos unos cuantos contactos de familias en Silla. (Debo decir y agradecer a las hermanas en Silla, ya que todos los contactos eran mujeres, que cada jueves llegaban a la reunión, traían consigo un kilo de patatas, huevos, magdalenas etc; todos estos alimentos se los entregaban al misionero y cuando llegábamos a Valencia de regreso ellos dividían lo que nos habían dado.
Llegó el día de su marcha, y en el último culto (quizás había unas cinco o seis personas) por diferentes cuestiones que no voy a comentar y no ha al caso, terminaron por desaparecer todos.
Este pues fue el principio de la 1ª Iglesia de las Asambleas de Dios en la Comunidad Valenciana.
Y comenzando prácticamente desde cero, el Señor fue poco a poco añadiendo miembros a la Iglesia; no eran tiempos fáciles, pero se fueron convirtiendo nuestros primeros miembros; además llegó una familia que había conocido al Señor en su inmigración en Alemania, también contamos con estudiantes puertorriqueños de medicina, entre otros.
Los contactos del grupo de Silla siguieron creciendo para la gloria Dios y cada jueves llegamos a tener hasta cinco reuniones en diferentes casas y no pasó mucho tiempo cuando el grupo total ya alcanzaba entre las 50 y 60 personas. Las hermanas seguían compartiendo con nosotros alimentos, lo que agradecíamos en gran manera; hasta una vez nos dieron una gallina viva, toda una fiesta, toda una bendición.
El grupo en Silla, crecía como resultado del trabajo de los cultos de casa en casa. A primeros de Julio de 1977; el Señor me habló que era el momento de conseguir un local y abrir la iglesia en Silla. Pero… ¿Cómo alquilar un local, cuando ni siquiera en los cultos de las casas estábamos recogiendo ofrendas?
Pero por la fe, comencé a buscar un lugar; una de las hermanas que asistía a una de las casas, me dijo que la casa al lado de la suya, estaba en alquiler, así que fui a verla y el 7 del 7 del 1977 (Es decir el siete de Julio de Mil novecientos setenta y siete) Firmé por fe el contrato de alquiler sin tener una peseta* (lo que hoy sería ni un euro) disponible para ello.
Con mi poco y propio dinero y mis manos hice algunas reformas para convertir aquella casa en una Iglesia. Así de esa manera dio comienzo lo que sería la 2ª Iglesia de las Asambleas de Dios en la Comunidad Valenciana. En el pueblo de Silla. Valencia.
(Debo concluir el relato sobre la Iglesia en Silla, contando lo siguiente: Dado que en 1980 abrimos la Residencia para ancianos el “Hogar Alegría” y en 1985 fui elegido como secretario del Consejo Ejecutivo de las Asambleas de Dios de España. Cargo que duraría hasta 1990; es decir durante cinco años. Nos vimos en la necesidad de traspasar el pastorado de la Iglesia en Silla; por causa de mis muchas responsabilidades y por tanto, no poder asistir adecuadamente al ministerio pastoral de la Iglesia, al misionero pastor de Inglaterra, Reino Unido, Frank Ford (que en paz descanse); quien a su vez estaba levantando y pastoreando la iglesia en Xirivella.)
Regresamos de nuevo a los años setenta:
En esa década de los setenta; me propusieron para desempeñar el cargo de representar a la Misión Evangélica Contra la Lepra, (Leprosy Mission) ese fue nuestro primer trabajo social que abriría la puerta para que el Templo Cristiano se convirtiera en una Iglesia Misionera.
En año 1977, algunos ancianos comenzaron a visitar nuestra iglesia, y nos dio la oportunidad de ayudarles en distintas tareas de cuidados en sus propias casas; pero este trabajo comenzó a agobiarnos bastante, de tal manera que el Señor puso en nuestro corazón de que si abríamos un “Hogar” donde albergarlos a todos ellos, facilitaría nuestro trabajo; pero… como llevar adelante tal obra, sin dinero, sin medios de ninguna clase; se veía imposible para nosotros; pero habíamos recibido la visión de Dios y ya nada podía pararnos así que comenzamos a orar por la provisión de Dios, orábamos pidiendo por un terreno o por una casa para dar comienzo.
Y de pronto algo sucedió que trajo confirmación a nuestras vidas de que esto estaba en la mente de Dios: les cuento. Todos los veranos llegaban turistas a Valencia de Francia, algunos de ellos creyentes, por tanto no era raro que los domingos tuviéramos alguna pareja o familia de franceses en los cultos de la Iglesia. Un domingo en la mañana apareció un hombre al comienzo del culto; al terminar como es mi costumbre salí a la puerta para despedir y bendecir a cada uno de ellos; este señor al despedirse, puso en mi mano lo que parecía unas Escrituras.
Le bendije, le di las gracias y le cuestioné, ¿del porqué de esa entrega? Y su respuesta me dejó sin palabras:
–El Señor me indicó que viniera a su Iglesia y que le entregara la Escritura de un terreno: no tengo ni idea del porqué, Dios me dijo que hiciera esto.
Le conté acerca de nuestro trabajo con los ancianos y de la visión que Dios había puesto en nuestro corazón y de que al no tener medios y no saber exactamente como orar, el Señor puso en nuestro corazón el orar por una señal, como la de que Él proveyera un lugar para levantar un “Hogar de Ancianos” y el Señor le había enviado para decirnos que él estaba en el asunto de nuestro proyecto y que teníamos la señal que habíamos pedido.
Y se fue; ni siquiera volvió el domingo siguiente.
¡Gloria a Dios! El Señor nos había enviado una señal. Aunque ¿Qué podíamos hacer con esa Escritura? Y aparte de eso el terreno estaba en Canarias, y nosotros y nuestra visión en Valencia.
Cuando llegamos a la casa le cuento a mi esposa y le enseño la Escritura era un terreno de 500 metros cuadrados en la Isla de Gran Canaria. Quedamos atónitos; pero ahí estaba la respuesta a nuestra oración, habíamos pedido un terreno para construir un Hogar para ancianos y ahí teníamos el terreno pero… El terreno estaba en Gran Canaria, no era para Gran Canaria nuestro llamado; Pero entendimos que el Señor estaba en el asunto del Hogar de Ancianos. Aún tendríamos que esperar dos años más, antes de dar comienzo al Hogar. Pero en el intermedio algo más sucedió.
La cuestión es que esto, nos dio nuevo impulso con el trabajo del cuidado de los ancianos, sabíamos ahora que en el tiempo de Dios, Él abriría esa puerta y tendríamos esa Residencia para la tercera edad.
Una de las ancianas a las cuales atendíamos, era gallega de la ciudad de Vigo, y un buen día nos hizo una oferta. Vendería su piso aquí en Valencia, compraría otro en la ciudad de Vigo, y nos ofrecía la oportunidad de comenzar el Hogar de Ancianos con ella en su piso y en Vigo (Pontevedra).
Agradecidos y amablemente le dijimos que estábamos impresionados por su oferta, pero que nosotros teníamos un llamado claro de parte del Señor para servirle en Valencia y no en Vigo.
La hermana en cuestión, vendió su piso y se marchó a vivir a Vigo; aun estando ya establecida nos volvió a llamar para seguir con el ofrecimiento; le volvimos a decir que nuestro llamado estaba en Valencia y que en su debido tiempo Dios nos abriría la puerta para comenzar un Hogar para Ancianos. Tras nuestra negativa hemos sabido que ella habló con el pastor de la iglesia en donde se congregó, y pusieron en marcha un Hogar en su apartamento para ancianos. “Gloria a Dios pues ciertamente estaba también dicho hogar en sus planes”.
Aun pasaron dos años más hasta que sucedió algo, que nos abrió la puerta para tener ese lugar para los ancianos.

Valencia y la Residencia en los 1980.

Valencia y la Residencia en los 1980.

Una mañana del 15 de Agosto de 1980, fiesta nacional; mi familia y yo nos estábamos preparando para pasar el día en la playa, cuando de pronto suena el timbre desde la calle insistentemente.
La voz, suena desesperada; es la vecina del piso de abajo de nosotros, la cual me dice: “He visto tu coche aparcado enfrente; estoy tratando de coger un taxi para ir a Burjasot, pero no pasa ninguno; por favor puedes llevarme a Burjasot, es urgente; ya te cuento por el camino” Le dije a mi esposa lo que estaba pasando y cogí las llaves del coche y bajé rápidamente a la calle. La vecina estaba muy nerviosa llorando y desesperada y mientras conducía hacia Burjasot, comenzó a contarme lo que estaba pasando.
Nuestra vecina (obviamos su nombre por cuestiones de privacidad) de debajo de nuestro apartamento, era viuda desde hacía años, (podíamos conceptuarla como una viuda alegre; sus fiestas hasta altas horas de la noche en su casa, nos dieron paso a que muchas veces le llamáramos la atención por sus escándalos nocturnos). Ella tenía dos hijos, un chico y una chica; al morir el padre la joven no aceptó su muerte de tal forma que se reveló contra todo y se fue de la casa viviendo una vida licenciosa; alcohol, droga, y conviviendo con un joven con sus mismas condiciones de vida; harta de la vida que llevaba, aunque era muy joven, había intentado suicidarse y al parecer este era uno de esos varios intentos de suicidio que ya había protagonizado.
Me dice pues la vecina; está noche mi hija se había quedado en el piso que tenemos en Burjasot, (pueblo a las afueras de Valencia) y me acaba de llamar mi hermana que vive en el mismo edificio, que al salir a la calle un fuerte olor a gas sale de la nuestra vivienda y mi hija está allí, por eso necesito rápidamente ir para ver que está pasando.
Cuando llegamos a la casa ya su hermana había podido entrar en el piso para encontrar a su sobrina tirada en el suelo de la habitación inconsciente, un fuertísimo olor a gas, una caja vacía de Valium a su lado y todas las posibles rendijas de puertas y ventanas tapadas.
Si… había intentado suicidarse.
Rápidamente la llevaron al hospital, así que cuando nosotros llegamos ya estaban de camino al hospital; y nosotros emprendimos pues dirección hacia él. Cuando llegamos, estaba siendo atendida y pronto salió el doctor para decirnos que: “está en coma, no sabemos si saldrá del él, y si sale tampoco sabemos el daño que el gas haya podido hacer a su cerebro, por lo que, si es que no muere, puede quedar ella en estado vegetativo”
Pueden imaginarse la desesperación de la madre, ante tal situación: le dije que confiara en Dios y que a la noche teníamos un culto de oración en la Iglesia y que íbamos a orar por ella para que Dios hiciera un milagro. Me despedí de ella, y me fui a la casa, orando que el Señor hiciera un milagro en esta joven y que pudieran conocer al Señor.
Al día siguiente me dirigí al hospital y ¡Gloria a Dios! la chica había despertado y estaba bien, sin secuelas. Le pregunté que si podía orar por ella, no me hizo caso ninguno, yo insistí y con un ademán para que la dejara en paz, me dijo “vale” por lo que me acerqué y oré por ella.
La madre me preguntó:
–¿Qué puedo hacer?
–Yo le respondí: tu hija necesita acudir a un centro de desintoxicación y rehabilitación, nuestras iglesias tienen un centro en Torremolinos donde pueden ayudarla.
–Si, lo que sea, me respondió; si tengo que vender el piso de Burjasot para pagar la estancia, lo haré.
Le respondí que no era necesario que el lugar era gratuito. Así que al día siguiente al volver al hospital hablamos con la chica acerca de ir al centro de Rehabilitación, para rehabilitarse; su primera reacción fue negarse rotundamente a ir a tal lugar. Por más que intentamos la madre y yo, no hubo forma de convencerla.
Oramos por ella. Y en la visita siguiente, la chica había cambiado de opinión y había decidido ir al Centro con lo cual me puse en contacto con el Centro en Torremolinos, ya que era urgente que ingresará; no solo, antes de que cambiara de opinión, sino para que también comenzara su nueva vida lo más pronto posible. Ella fue aceptada en el Centro e hicimos lo necesario para que emprendiera el viaje al sur.
Puedo destacar, que a la madre le expliqué: cómo era el centro, y la terapia cristiana de desintoxicación que llevaban a cabo, y que el Señor Jesús haría la obra completa en ella y que esto era lo que iba a cambiar totalmente la vida de su hija y naturalmente la de ella; así que la invité a venir a la Iglesia y conocer a Jesucristo como su Señor y Salvador.
La joven llegó al Centro, pero más adelante confesaría lo siguiente: Se fue al centro sólo con la intención de escapar de su madre e intentar suicidarse otra vez. Lo que ella ignoraba es que Jesucristo tenía planes diferentes para su vida y su futuro. Cuando llegó al Centro de Rehabilitación, (ellos también tenían iglesia) estaban celebrando una campaña con carpa; todo aquello le pareció al principio absurdo y ridículo, pero al segundo día, después del mensaje Cristo, se quebrantó su corazón, pasó al frente y recibió a Jesucristo como su Señor y Salvador e instantáneamente su vida fue cambiada; tiempo después ocuparía la responsabilidad de líder del Centro de Rehabilitación de Mujeres, se casaría y formaría una linda familia cristiana que serviría al Señor.
Pero volvamos a ese 15 de Agosto de 1980: cuando estuve en la casa en donde la chica intentó suicidarse, sentí de parte de Dios que ese era el lugar que el Señor tenía para nosotros, para poder empezar el Hogar de Ancianos.
Cuando la joven ya estaba establecida en el Centro de Rehabilitación y su madre comenzaba a llegar a los cultos, un día sentí de hablar con ella:
“Mira hermana, mi esposa y yo estamos orando desde hace años para poder comenzar una labor con ancianos, he visto que tu piso en Burjasot está vació, me gustaría alquilarlo y abrir un Hogar para ancianos en él.
Su respuesta fue la siguiente: Bien me encantaría, solo que el piso pertenece en herencia a mi hijo; pero le preguntaré y veremos qué opina él: Días después, llegó la respuesta, podíamos usarlo durante un año sin ningún alquiler, luego tendríamos que dejarlo ya que el hijo, quería reformarlo, casarse e ir a vivir a él.
La gloria de Dios se volvía a manifestar de maneras extraordinarias y dimos gracias a Dios por abrirnos la tan deseada puerta, ya teníamos el lugar para empezar el Hogar de Ancianos. Allí estuvieron durante ese año 8 ancianos que con todo cariño y atención les atendimos y cuidamos. Al año teníamos que abandonar el lugar, pero el Señor ya había provisto un segundo lugar en las afueras de la ciudad. Y más tarde otro con más capacidad (33 plazas) que llenamos con ancianos necesitados de cuidados físicos y espirituales.
Esta labor social duró 10 años hasta 1990, que después de muchos otros acontecimientos y dirigidos por el Señor cerramos la Residencia “El Hogar Alegría” para dedicarnos completamente al crecimiento de la Iglesia en la ciudad de Valencia.

La iglesia en los 90.

La iglesia en los 90.

Dos años después…
Corría el año 1992, y hubo algunos acontecimientos que comenzaron a cambiar la historia y el futuro del Templo Cristiano. Ese año el Señor me habló, era la hora de empezar a movernos hacia el crecimiento de la iglesia. El local que teníamos solo era de 90 metros cuadrados, y aunque aún faltaba mucho para llenarlo completamente con membresía y visitas, su ubicación no era la más óptima. Estaba en plena avenida de Peset Aleixandre, eso significaba mucho tránsito de vehículos pero no de personas; además los vecinos del inmueble tampoco nos querían. Hablé con los pocos miembros que teníamos y les dije: “El Señor me dijo que buscáramos otro lugar para la Iglesia” Bien, nada que objetar, así que a la mañana siguiente puse el cartel en la fachada. “Se vende”. Esa misma semana recibí la primera llamada, alguien estaba interesado en ver el local y comprarlo. Quedé con esa persona, e hicimos inmediatamente el trato de compra y venta; acordamos una cantidad de señal y tres meses para que encontráramos otro lugar para la iglesia y vendiéramos definitivamente el lugar.
El domingo siguiente, cuando empecé el servicio de culto le dije a la congregación: “He vendido el local” todos quedaron mudos; “y ahora que” les expliqué que teníamos 3 meses para encontrar otro lugar para la iglesia.
Comenzó pues la búsqueda de otro lugar; nada el primer mes, nada el segundo mes y la cuenta atrás para entregar el local comenzó y por fin el Señor nos dio una lugar de 234 metros cuadrados y más barato que el que vendimos dándonos la oportunidad de poder hacer la reforma con el dinero sobrante de la venta. Y nos fuimos a la calle Rosales nº5, que es la calle paralela a la de nuestro local de hoy en día en Acacias. Corría el año 1992, cuando firmamos el contrato de compra de dicho local. Durante un año estuve trabajando en la reforma con ayuda de algunos hermanos y entre ellos mi propio suegro; hice de albañil, de electricista, carpintero, pintor, etc. Aprendiendo sobre la marcha todos esos oficios para los cuales no había sido preparado. Yo me preparé durante 5 años para ser pastor.
En 1985 fui elegido como Secretario Ejecutivo de las Asambleas de Dios de España; cargo que me había de durar hasta el año 1990 en el cual deje esa responsabilidad; pero… en 1989 tuvimos una invitación por los ejecutivos de cinco países de Centro América para poder conocer el desarrollo de la obra del Señor en esos países (Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador y México, para concluir en el Arena México, en lo que llamaron: “El comienzo de la década de la Cosecha”) Sobre este viaje y las tremendas experiencia vividas, ya que este fue mi primer viaje a América; del que vendrían hasta la actualidad 30 viajes más, será también tema abundante del próximo libro mencionado, guerras, guerrillas, dificultades pero también mucha bendición se encontraron en este tour completo por Centroamérica.
Al regresar de este viaje a España mi visión por la obra del Señor tomó un carácter distinto, había sido llamado al ministerio, pero no parecía que mi vida ministerial estaba dando el fruto por el cual orábamos y evangelizábamos; ver las grandes iglesias en Centro América trajo congoja a mi corazón y además la pregunta si: “realmente el Señor me había llamado al ministerio, ya que el fruto hasta ahora, era muy escaso” Al siguiente año de regresar 1991, recibí la invitación de regresar a México como Evangelista. No lo dude ni un segundo y me embarque en esa nueva aventura. Cada día predicaba en una o dos Iglesias, hacía llamamiento a la salvación y las almas pasaban a aceptar a Cristo como Señor y Salvador, oraba por los enfermos y estos recibía sanidad, grandes milagros ocurrían, más, luego que el viaje de 30 días llegaba a su fin y volvía a España, a mi iglesia, predicaba y… nadie nuevo en la Iglesia, sin conversiones sin sanidades, y el año pasaba con una terrible carga personal y espiritual en mi vida; y de nuevo surgía otra llamada de México y me marchaba para desarrollar un ministerio floreciente que después se apagaba al regresar a España; y así sucedieron 4 viajes. Pero a la verdad, estos viajes mantuvieron a flote mi llamado y mi ministerio, sin estas muestras del amor de Dios para ser un instrumento en sus manos, hubiera languidecido al llegar de nuevo a España.
Muy poco a poco la iglesia comenzó a crecer durante la década de los 90-hasta el 2000, pero esa fue la década de grandes cambios para el Templo Cristiano; nuevo local, Viajes evangelísticos a México, comienzo del primero y segundo viaje misionero a Rumania; luego el primer viaje a Cuba, al cual le seguirían 17 viajes misioneros y terminando esa década comenzó la inmigración y por fin nuestro Templo vio el avivamiento que por años esperábamos, no sin antes tener otro acontecimiento que fue el principio del avivamiento. Contemos la historia.
Dos hermanas de Estados Unidos nos visitaban para una semana de oración e intercesión. Nos vimos de pronto intercediendo de una manera que nunca antes lo habíamos hecho. Hasta al principio nos parecía que era ridículo todo lo que comenzamos a hacer, puede que hasta ilógico.
.- Orábamos por cada banco y le decíamos al Señor; trae gente que se siente aquí en la iglesia, bendecíamos cada asiento una y otra vez, cada uno de nosotros; los pocos que aun éramos.
.- Ya no teníamos niños en la Iglesia, los que teníamos eran ya jóvenes; y orábamos: Señor tráenos familias con niños.
.-Yo era el único músico, tocaba el acordeón, el órgano y la guitarra: y orábamos: Señor manda músicos.
.- Me situaba en la puerta y le decía al Señor; envía gente del norte, del sur, del este y del oeste, que entre por esta puerta.
.- Y de pronto comenzó a suceder; llegó la gente, llegaron los niños, llegaron los músicos y el local se llenó y sobrepasamos las 100 personas.

2000. La década del nuevo siglo, de las misiones y crecimiento.

2000. La década del nuevo siglo, de las misiones y crecimiento.

Habían comenzado los viajes misioneros a finales de los 90; teníamos un local lleno de gente de varios países y el Señor me habló de nuevo: “Busca un lugar grande para la Iglesia” corría ya el año 2002.
Comencé a salir por las calles los barrios de alrededor, todo lo que encontraba no satisfacía mis exigencias ni el pensamiento de Dios para la congregación, a pesar de que eran locales de 400, 500 metros cuadrados, entre los locales llegué inclusive a una fábrica con un edificio de 3 o 4 mil metros cuadrados; e hice una oferta al dueño que no aceptó y seguí buscando; completamente seguro que el Señor tenía el lugar para nosotros.
Después de tres meses, cansado ya de patear las calles y ver lugares. Ese día pasé por la calle detrás de nuestra iglesia: calle Acacias y de pronto quedé paralizado; allí estaba el lugar, lo sentí en mi corazón: planta baja y primera planta de un edificio con una gran fachada. Cerrado, sin cartel de venta o alquiler, y de pronto salió un señor del portal del mismo edificio y le pregunté: “¿Sabe usted si este local se vende o se alquila? ¿Conoce usted al dueño del local? “Si, fue su respuesta: pero no tengo idea de si lo vende o se alquila; yo tengo las llaves y tengo el encargo de cuidar del lugar” ¡Guau! hasta el Señor me había puesto en contacto con la persona adecuada: le lancé una nueva pregunta: ¿Tiene usted el teléfono del dueño? Me dio su teléfono y me faltó tiempo para llamarle y concertar una cita.
Seguro de que el Señor estaba guiando mis pasos, acudí a la cita con el dueño, el señor Pallardó. (Dueño de la fábrica de muebles de oficina afincada en la autopista a Madrid, A-3) Su oficina estaba ubicada en un lujoso edificio en el Paseo de la Alameda; llamé a la puerta y una secretaria me franqueó la entrada haciéndome pasar a una amplia estancia con una enorme mesa de oficina y sentado tras de ella el señor Pallardó.
Me presenté: Soy Pastor Evangélico, he visto la fachada del local que tienen en la calle Acacias nº 21. Estoy interesado en comprar el local para la Iglesia, si es que está en venta. (El local en cuestión, tiene 1.600 metros cuadrados en dos plantas 800 abajo y otros 800 metros cuadrados en la parte de arriba)
Si, está en venta dijo, y su precio es de 50 millones de pesetas (aún en el 2002, todavía hablábamos en términos de pesetas) el valor en euros de 50.000.000 de ptas. son aproximadamente 300.000 euros.
Bien le dije: Le ofrezco 40 millones. Y su rápida respuesta no se hizo esperar. Le he dicho 50 millones; si le he oído y yo le ofrezco 40 millones. Con voz enfadada me repitió: “50 millones” y se puso en pie y me dijo: ¡Márchese, me ha hecho perder el tiempo!. El mismo me llevo hasta la puerta la abrió para que saliera y me fuera, en ese momento, extendí mi mano para despedirme y le dije: “usted tiene mi teléfono, llámeme” y su respuesta fue: “que le voy a llamar, me ha hecho perder el tiempo, váyase” Y me fui.
Pero la verdad es que salí convencido de que ese era el lugar que el Señor tenía para nosotros; así que, me fui tranquilo esperando esa llamada; que efectivamente no tardó más tres o cuatro días en producirse.
Sonó mi móvil y era la secretaria del señor Pallardó. “Señor Pena, el señor Pallardó quisiera volver a verle, ¿si puede venir mañana sobre las 10:00 de la mañana?”– Si, está bien, a esa hora estaré allí.
La mañana siguiente llegó y me fui a la oficina del señor Pallardó, de nuevo al Paseo de la Alameda.
Entré y me senté enfrente de su mesa; estaba escribiendo algo y al momento levantó la cabeza, me miró y dijo: “Está bien ni para usted, ni para mí; que sean 46 millones” (Es decir 277.108 euros) Ni siquiera había partido la diferencia por la mitad es decir; me pidió 50 yo le ofrecí 40, así que la mitad, ni para él ni para mi serían 45 millones. Pero sentí de parte del Señor que debía aceptar ese precio, y poniéndome en pie, extendí mi mano y le dije: “está bien, acepto”
Me volví a sentar y entonces me dice: ¿Y cómo me lo va a pagar? No tengo ni idea, le respondí: Me voy a ver al director del Banco. Me despedí de él y salí pleno de agradecimiento y dando gracias al Señor, porque estaba seguro que el Señor estaba en la situación y ese era el nuevo Templo para la Iglesia.
Cuando apenas tienes dinero en la cuenta y esa solo sirve para pagar las facturas; no conoces ni siquiera al director de la sucursal del Banco; aunque este director si sabía de mi por el testimonio de la hermana Fina que trabaja en la limpieza de esa sucursal y siendo ella la tesorera de la iglesia hacia los pocos ingresos que teníamos. Así que al día siguiente me presenté en el Banco y pedí cita con el director.
Fui directamente al grano, después de presentarme a él, le dije: He encontrado un local y necesito una hipoteca para comprarlo (y antes que comenzara a exponerme las condiciones bancarias para poder acceder a una hipoteca; yo me lancé dirigido por el Señor.
1.- Usted conoce nuestra cuenta apenas hay mil euros en ella; por tanto no disponemos de dinero para una entrada.
2.- El local actual que tenemos, es propiedad de la iglesia, pero cuando se venda necesito el dinero para la reforma del nuevo local.
3.- No pienso pedirle a ningún miembro que avale con su vivienda; ni siquiera yo voy a hacerlo; El señor me dio la casa y solo si Él me la pide al Él se la daré; pero no al Banco.
4.- Y quiero un plazo de 30 años para devolver la hipoteca.
Llegado este momento me callé; y se había quedado mudo; era una situación que nunca había vivido y después de recuperarse me dice: No tengo ni idea de cómo hacer una hipoteca a una Iglesia, nunca he hecho ninguna; pero hablaré con los jefes y te mantendré informado. Le di la mano, agradeciéndole su tiempo y me marchaba; cuando volvió a llamarme y me dice: Mientras tanto, podemos ir tasando el valor de la propiedad ¿puedes conseguir la llave del local? Si, sin ningún problema.
A los pocos días me llama el director para decirme que el tasador de Bancaja, la actual Bankia y pronto La Caixa, irá al día siguiente a tasar el valor de la propiedad.
Vino, tomó medidas y su único comentario fue: “Ya no se construye así, esto no lo tira abajo ningún terremoto o desastre”
Pasaron dos semanas, y llegó la esperada llamada del Banco. Señor Pena, tenemos la tasación, ¿Puedes pasar por el Banco mañana y hablamos? Acepté y tranquilo y plenamente convencido de que todo iría bien me fui a ver al director. Dn. José Luis.
Me senté, y me dice: “está bien, aceptamos todas tus condiciones” Aquí tengo la tasación y han tasado el valor de la propiedad en 90 millones de pesetas. ¡GUAU! (542.168 euros)
El señor Pallardó, solo me había pedido 46 millones; y el valor era el doble, exactamente 90 millones. Sin ningún lugar a dudas el Señor estaba en la cuestión. El director aún me dice, te daremos una hipoteca de 47 millones para que tengas para los gastos de Escrituras.
Salí dando saltos de alegría. Ese domingo, fue un culto de adoración y agradecimiento y al terminar el servicio como unas cien personas que estaban, juntos nos fuimos a la calle de atrás de la Iglesia, C/.Acacias nº 21; el vecino el señor Alejandro nos abrió el local; todos visitaron el lugar (que por cierto estaba en unas condiciones terribles después de 22 años cerrado) y luego en lo que ahora es el lugar de adoración nos tomamos de la mano haciendo un gran corro, y comenzamos a alabar y glorificar el nombre de Dios.
Firmamos la compra, y aunque tardamos casi ocho años en terminar las reformas, agradecemos al Señor, sus muchas bendiciones y todo el trabajo que hemos venido haciendo para su gloria y honra, y también a todos los hermanos que con gran esfuerzo colaboraron en la remodelación. (hoy ya hemos pagado 19 años de la hipoteca, solo quedan 11 para terminar) la provisión de Dios ha sido generosa, porque nunca hemos dejado de invertir al mismo tiempo en Misiones. Y también somos propietarios del Templo en Sagunto que estamos reformando y pronto inauguraremos.
Desde que comenzamos este nuevo siglo, hemos trabajado en Misiones en Cuba, Honduras y Senegal de manera más fuerte e incisiva. Los viajes a Cuba provocaron al ver la falta de estudios de muchos pastores y obreros la creación de la Escuela de Líderes, donde gran cantidad de gente se ha ido formando y de donde han salido ya 5 ministros y muchos líderes sirviendo. Los mismos profesores de la Escuela de Líderes han sido formados en ella, deseamos que aun muchos más se formen con el propósito de seguir sirviendo, siendo instrumentos útiles para el Reino de Dios.
Fue tiempos de grandes cambios, enfermedad y proyección. A principios del 2003, estuve a punto de morir de un infarto, y en el lecho de esa cama de hospital, en la que pensé que Dios ya me reclamaba, me hizo entender las palabras de Jetro a Moisés, “perecerás tu y tu pueblo contigo”, estructura y delega, por lo que se empezó a modificar las estructuras de internas y de funcionamiento de la Iglesia. Dios me levantó con nuevas fuerzas para seguir sirviéndole. Aun ante la enfermedad, el cáncer o las dificultades, vamos avanzando para la Gloria del Reino, para la Gloria de Dios.
YO SE QUE HE DEJADO ATRÁS MUCHOS EPISODIOS ANECDOTICOS DE NUESTRA VIDA Y MINISTERIO EN VALENCIA; COSAS MUCHAS DE ELLAS PRIVADAS DE NUESTRA FAMILIA, NO HA LUGAR A ESCRIBIRLAS, SI A RECORDARLAS. PERO CON TODO:
El crecimiento de la Iglesia; que nos ha llevado a levantar la ONG. MANOS EN ACCION. El envío de nuestra primera misionera a Senegal, África y los proyectos hechos en 10 países diferentes. La Escuela de Líderes con ya cuatro graduaciones, de donde han salido pastores y obreros que están sirviendo al Señor. La apertura y compra de la nueva iglesia en Sagunto; aparte de otras hijas que se han levantado con esfuerzo. Muestran sin lugar a dudas, todo el potencial que tenemos para el establecimiento del Reino de Dios.
Idas y venidas, miembros y ex miembros… Países, Misiones, Proyectos Eclesiásticos, de Crecimiento, Sociales… gente, Pandemia… y lo que podemos decir es, que:


Ya con 50 años desde el establecimiento de esta Iglesia, aquel Octubre de 1971. Mi esposa María José y yo: ESTAMOS PLENAMENTE AGRADECIDOS AL SEÑOR POR TODAS SUS MUCHAS BENDICIONES PARA CON NOSOTROS, y aunque hemos envejecido en el esfuerzo de levantar esta obra, y además hemos pasado por operaciones, infarto, cáncer y enfermedad degenerativa, y otras circunstancias; aquí seguimos sirviendo al Señor en conjunto con nuestro hijo el pastor Josué y con el resto de nuestra familia; HASTA QUE EL SEÑOR VENGA O NOS LLAME A SU REINO.
FELIZ 50 ANIVERSARIO A TODA LA FAMILIA MIEMBROS Y VISITAS DE LA IGLESIA. A TODOS LOS QUE YA NO ESTAN ENTRE NOSOTROS Y QUE HAN HECHO TAMBIEN POSIBLE LLEGAR A ESTA FECHA; FELIZ ANIVERSARIO A LOS QUE ESTUBIERON, PERO DECIDIERON TOMAR OTROS CAMINOS, SENTIMOS QUE YA NO FORMEN PARTE DE ESTA GRAN FAMILIA EN LA QUE SE HA CONVERTIDO EL TEMPLO CRISTIANO.


Sirviendo al Señor entre todos vosotros:
Pastores: María José y Francisco V. Pena, Josué y Rosana Pena e hijos y nietos.